domingo, 31 de enero de 2016

Conocer-te un mundo nuevo

Fuiste, lo que el conejo enseñando al mago a jugar con la magia sin chistera.

La fugacidad y la continuidad luchando por sobrevivir entre nosotros.

La coincidencia de quien abre un paraguas y rompe a llover.

La culpa de quien abre la boca y empieza a pecar.

El frio de Vigo a las siete, camainar descalza, dolerse y caminar.

La sonrisa de una niña buscando la felicidad tras las farolas , oliendo a mar y volverés.

El juramento de los siempres que algún día se nos anidaron el el pecho.

Esta coraza, el corazón latiendo en cada plaza recuerdo.

Volver a casa es un truco a todo o nada desde que te fuiste.

Pongamos todas las cartas sobre la cama y juguemos, la verdad

contigo aprendi a pecar, 
y a conocerme en dos segundos día a día reiterados.
Contigo empecé a cantar, sonabas jazz, 
contigo ver llover era un verano sin vernos, 
cada atardecer una puesta y tus manos, 
cada querer un volver a volver a vernos.

Contigo aprendi Zeppelin, 
los baños de espuma 
el sexo en el suelo 
los vinilos viejos 
tus ojos dar vueltas 
las cenas 
el hielo 
tus dedos.

Contigo aprendí que aprender
contigo, aprendí que contigo
desaprender era conocer
un mundo nuevo.


Trazando X calendario

Hay días en los que me encierro al borde del abismo y sin embargo 
me encantaría seguir libre para ver como se abalanzan mis demonios a la nada.
Hay días que me apago las luces para darme de bruces con la soledad y ni por esas me dejo en paz.
Hay días grises en los que no estás y días de lluvia en los que aprovecho para llorar tranquila.
Hay días de viaje en los que me enciendo uno e imagino todas las libertades que no tuve 
jugando al escondite entre las líneas de mis manos.
Hay días de aplauso para hacer ceniza del recuerdo 
y puñetazos en la cara de desconocidos como una venganza por todo lo que me han dejado hacerme.
Hay días en los que lo que no te llevaste se acumula sobre los pies de la cama 
y tengo que mudarme bajo otras sabanas que no me recuerden que la he cagado casi
prácticamente sin querer
evitarlo.
Y hay días libres en los que desearías estar muerto para creer en algún dios, 
en algún alguien que te salve porque tú sola no puedes salir a flote mas veces.
Porque el naufragio reiterado se hizo casa y aprendiste a rrespirar bajo el agua 
como si no bastara con emborracharse de vez en cuando 
como si, ya sabes, no me hicieras tanta falta 
salvavidas.
El ancla que arrastra.
No me conformaba con ser tu estrella de mar y no sirena de ambulancia en la Gran Vía 
que aun por encima me corté todos los brazos, 
cinco en cada intento, 
cinco, de ser alguien , 
cinco, cinco alguienes mejores para un desierto en llamas por ausencia de lagrimas
Hay días en los que la metáfora te corre por las venas 
y días en los que la poesía se conforma con mantenerte la punta de los dedos calientes 
mientras hojeas las paginas de un libro que no hablan de ti, 
e intentas creértelo.

Hay días en los que no estás y días en los que nunca dejas de irte.


Mientras tanto, yo solo, aprendo a diferenciar. 

martes, 26 de enero de 2016

Solo me da pena que te quedes solo

Tienes un alambre de espinas en cada mano que no deja de ser el mismo.
Fórjame las rejas de nuestra casa y prometo aferrarme a ellas como si me importases cada vez que giras la cara y reaparezco.
Tendré que vengarme doliendo, que es como sé hacerlo.
En el recuerdo los hijos que mataste cada vez que me decías que cerrase la boca, que cerrase los ojos, que cerrase las piernas, que me encerrase en tu castillo, mis ruinas.
Que te cantase nanas, tus tangos, mi requiem, mi muerte, mi niño.
Abrazaste la soledad como si te hiciera compañía.
Mi padre siempre decía, el cielo es de todos y el agua es de todos y que todos los campos sembrados y sin labrar también son de todos y que las mujeres, que yo, que su madre, mi madre, la hija que no tengo y que tuve, somos de todos, de absolutamente todos nuestro sentidos y derechos, errores e izquierdos, deseos y sueños.
Desde que pago con mis piernas y mi tiempo el alquiler me acuerdo de él y vuelvo.
Benditos los hijos de puta que contradigan el mar y oren en celdas de cristal por un poder tan transparente como imposible entre sus manos.
Desde que me abrazas a sangre santa tu alambre de espinas la hace más puta.
Desde que a ti no te duele a mí dejaste de poderme.
Desde la bondad de quién mira al malo a los ojos y le descubre virtudes que solo él sabía
te descubro con vida.
Desde el tiempo durmiendo conmigo, desde el agua corriendo contigo, desde cada despedida reencuentro destino.
Como un alambre de espino en cada mano que no deja de ser el mismo me abrazo si atisbo un abismo y me tiro.
Mi escalada es mi puente, mi herida mí misma, mi daño una escuela,
el tuyo una espuela, la bala, la mala del cuento de hadas, el intento, la nana, la nada, dormirse sin sueños y con la cara tapada,
dormirse por muerto.
Tienes un alambre de espinas en cada mano que no deja de ser el mismo,
yo unas alas dispuestas a sucumbir estas rejas.

Tengo la vida y la comparto,
no me duele
solo
me da pena
que te quedes

solo.