sábado, 12 de diciembre de 2015

Mi (des)orden.

Guardo todo lo que he perdido en borradores.
Cada pedazo hecho añicos de los mundos que no he pisado bajo la cama.
Los suspiros de todos los muertos en los que me he convertido entre los dedos.
El aliento del viento en noches de invierno bajo el pelo.
Las copas de todas las últimas cenas en cada decisión importante.
Los miedos en frasquitos pequeños de cristal muy muy fino.
La sangre en el congelador mientras hierve.
Los sueños dentro de un calcetín que duerme bajo mi almohada.
Las miradas en otros ojos.
Los besos en otros labios
y los abrazos en el llanto de un suicida antes de colgarse de la cuerda floja.

Guardo todo de lo que he querido librarme en algún momento de mi vida
para cuando quede de nuevo conmigo y me hagan falta explicaciones.
Lo único de lo que decidí despojarme fue de las mentiras.

De las veces que me he tropezado por ir mirando al suelo.
Del insomnio mirando al techo.
Del dolor mirando a otro lado.
De las guerras con la vista puesta en mis propias manos.

Y asumo así que he tenido días de asco y miedo.
Que me he dado de todo menos cariño.
Que no he sido ni mía ni de nadie.
Que no he querido serlo
y que eso es todo lo que he querido en mucho tiempo.
Que he intentado olvidarme del pasado y de la historia.
Que he manchado mis apellidos de mierda para ver si así se camuflaban
y de tanto hacerme el protector me volví del todo predador
y me mordí por dentro desgarrándome los únicos recuerdos que valían la pena.
Agaché la cabeza, ni siquiera buscando la moneda de cara que me diera una tregua.
Agache la cabeza y m guardé los miedos.
Hasta que de tanta herida llegué a ser hueso.
Hasta que vi a mi hermano llorar una mañana porque unos hijos de puta le pegaban en el colegio
porque yo le había regalado un libro de poesías
y porque eso era de maricones
y porque ellos eran los valientes
y porque yo, nunca sabría cómo explicar qué se siente
cuando te guardas lo que no debes
y regalas lo que tendrías que quedarte
para al menos
intentar por momentos
salvar el mundo
de los tuyos.

Y ahogué mis miedos viéndolo a él luchar contra los suyos,
viendo a mi padre correr hacia el fuego
y a mi madre adentrarse en la selva.

Y enterré a mis miedos cuando se fue mi abuelo,
cuando cantó mi abuela
cuando murió mi perra.

Y quemé mis miedos cuando ardió mi casa en el incendio,
cuando me desnudé frente a un espejo
y me dejé tocarme por ellos.
Cuando grité,
volé mis miedos por los aires y salí a la calle a celebrar
que parecía como ellos pero sin serlo,
que había hecho una maleta de sueños
y asesinado a un pasado de viejos hijos de puta
acabando con todo.

Guardo la libertad al pecho y puedo decir a voces
que suena a revolución y playa,
que suena a cruzarse de piernas y tomar asiento,
que suena a cerrar los ojos,
A Chandra Mohan Jain,
Achaira Rajnísh,
a Bhagwan Shri Rajnísh,
A Osho en los noventa,
a los secretos del descubrimiento
una vida plena.

Guardo
las guerras para quién las quiera
y los miedos para quién los venza.

Hay un cartel en la puerta que pone
“Sed bien venidos”
a mi montaña de ruinas
habéis venido a beberos
todos mis sueños.

Comiendo del recuerdo

De mi obsesión por las estrellas fugaces

mi mejor filia nunca fue la estrella

sino todo lo demás.


He estado escondida en cientos de baños de bares hasta que amaneciera, y de hospitales y de colegios y de casas ajenas

y nunca, nunca, nunca me han encontrado perdida.

He pecado, y por eso puedo decir a ciencia cierta que arrojo la piedra con la mano abierta desde la mentira más sincera.

He querido, casi sin querer, a cualquiera por encima de mí misma, y ninguno me ha enseñado a compartir.

Me he fugado de dos campos de concentración con la capacidad de un disperso continuo.

He bajado al infierno, me he encendido un cigarro y he subido solo para contarlo.

He muerto de hambre algunos lunes,

muerto de miedo algunos martes,

muerto de frío algunos miércoles

y muerto de asco todos los días.

He levantado la cabeza para mirar por encima del hombro a un vagabundo y sentirme mierda.

He dado de comer a mi vecina cuando estaba en silla de ruedas. Sin mas.

Me he ido de casa, ahora entiendo que no desde el desprecio, sino desde el aprecio por el aprendizaje.

He dejado los estudios, para demostrarle al mundo que soy mucho más que, eso, una tía que ha dejado sus estudios.

Para demostrarle al mundo que, nadie tendría que salir ahí fuera a demostrarle al mundo nada, si no es su mundo.

He querido besar a mi mejor amiga,

pegar a mi mejor amiga,

llorar con mi mejor amiga

y morirme con ella.

Lo único que no he logrado es eso ultimo

Lo único que me asusta, no poder hacerlo.

He visto la muerte a los ojos cuando se moría mi abuelo en la cama de aquel hospital, yo mientras, no he conseguido olvidarlo, me veía al espejo crecer a ostias.

He sido tantas veces tesoro marino que ya nadie recuerda que algún día fui el naufragio mas triste del océano.

Me he desentendido tan poquitas veces del resto que cargo mas de ellos que de mí dentro.

He corrido, y me he corrido, en direcciones opuestas a un tiempo solo para no tener que esperar más allí dentro y tirar de la cadena antes de irme.

He aprendido que la mierda, siempre, siempre, siempre, flota.

Que lo único que no pienso declarar en plena guerra será la prohibición a la desnudez en una estancia compartida.

Y que si uno quiere, puede encontrar las similitudes de un mismo beso bajo muchas lenguas.

He aprendido que los sapos son de bosques futuros,

los príncipes de cuentos pasados

y los Judas de tiempos presentes.

Que nunca he creído en ningún dios pero si he follado con alguno.

Que no existe paz entre una música de asfalto por más abrazos.

Que hay lugares que son personas, y eso no debería cambiar nunca.

Que el pasado siempre vuelve y no pensarlo es de gilipollas.

Que al futuro estamos llegando, espera y avanza que vas tarde.


De mis pies he aprendido que el único camino soy yo misma.

De mi sexo he aprehendido el recuerdo.

De mi espalda que con peso uno también crece.

De esta boca que hay más labios suicidas que revolución.

Y de mis ojos que no pienso alejarme de los segundos.


De mi obsesión por las estrellas fugaces

mi mejor filia nunca fue la estrella

sino todo lo demás.


De mis manos solo olvido

que no puedo recordar

por eso escribo.

martes, 24 de noviembre de 2015

Irse a la mierda tiene que ser algo así.



Eso de que la tormenta que te hunde es la única que puede mantenerte en pié es una frase que cargo desde que tengo uso de razón.

En este navío hay parejas de todo tipo y después estamos nosotros, los que sin dejar rastro de ellas van acabando con todo.

Cuando el diluvio pase solo quedará un montón de lodo sobre el que revolcarse.

Cuando todo sea desierto lo único que inventaremos serán los charcos de los que beber para seguir llorándonos.
El día que dejen de sangrarme las heridas será a ti a quien pida que me hurgue en las cicatrices.
Ni siquiera sé si quiero.
Me alimento de la duda y de tus ojos.
Ni siquiera sé si quiero.
Me duermo.

Como buscando una muerte a tu lado sin tener que llegar a viejos.

Despierto.

Como resucitando, y me visto como si me armase de fuerza y balas para una nueva guerra.
Yo solo quiero que todo vuelva
a ser como antes.
Sin tener que ser la de antes
Sin tener que volver a aquel antes
Sin tener que vivir sin tus antes
Ahora.

Pero como cuando éramos felices.

La peor parte de los sueños es cuando te despiertas.
La peor parte de tus miedos es cuando se despiertan.
La peor parte de una guerra es cuando nos quedamos dormidos en mitad de ella.
La mejor parte de nosotros es que no estamos muertos.
La peor parte de nosotros es que seguimos queriéndonos
A balazo limpio
y con los ojos abiertos.

Buscando tréboles de cuatro hojas.

Ya no sé cuando mientes ni cuando digo la verdad.
Me arrepiento de haber empezado, de algunos finales.
Me arrepiento de haber querido y de haber renunciado.
Me arrepiento de haber sabido y de haberme callado.
De haber tenido fe en días de infiernos.
Me arrepiento de haberme enamorado por no saber dejar de estarlo.
Me arrepiento de ciertos besos en cientas bocas.
Me arrepiento de haberme arrepentido por noches sanas.
De haberme alejado y haber negado el echar de menos.
De firmar un contrato que no me ha dejado ser feliz.
De haberme atado a una persona tan fuerte que solo quede la opción de cortar el nudo.
De desnudarme por dentro cuando tendría que haberme quedado quieta.
De haber comprado algunos libros en lugar de intentar conseguir antes el tiempo para leerlos.
Me arrepiento de casi todos mis versos por verdades como puños en alto.
Me arrepiento de todas mis guerras.
De algunas derrotas y de la mayoría de victorias.
Me arrepiento de haberle puesto a mis hijos sus ojos.
De haber dejado a mi hermano en aquella casa.
De saber que mis padres acabarían separados y no intentar impedirlo.
De no querer ser niña más tiempo.
De haberle sonreído al diablo y escupido a algunos santos.
Me arrepiento por todos los te quieros que nunca le dije a mi madre.
De no querer hacerlo.
De no haber dicho la verdad, algunas muchas veces.
De haberme comido mil mentiras sin rechistar.
Me arrepiento de pisar Madrid.
De saber cómo irme y no poder hacerlo.
De no tener más fuerza que la que se me escapa en las miradas.
De llorar a escondidas y reírme en voz alta.
De haberlo metido en mi cama por no saber cómo sacarlo.
De alguna borrachera, de alguna enfermedad y de algún que otro delirio.
Me arrepiento de su destino y de haber dejado que nos cruzáramos.
Me arrepiento de lo que digo y de lo que escribo.
De hacerlo para tener que sufrirme el estar haciendo llorar a la persona que más quiero.
De no saber sangrarme de otro modo.
Me arrepiento de mi pasado, de mi presente y de mi futuro

Pero puedo afirmar a ciencia cierta que nunca me he arrepentido:
De algunos polvos, de ciertos ojos, y de haber sido, en muy muy pocas ocasiones
conmigo
del todo
feliz.
Ahora sé que de los errores también se aprende
y que de arrepentirse nunca se gana
nada nuevo.

lunes, 9 de noviembre de 2015

Nos diferencia este ahora.

Tendrían que bajar al bar de abajo y preguntarle al periódico
quién habla de libertad sobre sus tumbas de rosa y muerte.

Tendrían que petar a la puerta de enfrente y entrar sin pedir permiso 
para preguntarles quien habla de libertad entonces.

Tendrían que coger a mi hermano y encerrarlo en esa aula las horas que está ahí dentro
y examinarlo sobre quien conoce la libertad ahora.

Tendrían que quitarle su huerto a mi padre o alejarlo de su madre para poder preguntarle 
a quién le importa la libertad de ese modo.

Tendrían que comprarnos un anillo a cada uno de nosotros y ceñírnoslo al cuello 
para preguntarnos quién celebra la libertad así.

Podrían poner algo más de mierda en mis cigarrillos, 
algo más de alcohol en la bebida, 
un buenas noches en cada puesta de sol pasadas las siete.
Podrían golpearnos con sus manos de paz y no más guerras, 
con sus manos de muerte, 
nosotros pensaríamos en las causas como culpándolos, 
a los de antes ya saben, 
y vendrían los de ahora con sus efectos a hablarnos 
de quién tiene la libertad en bolsas, de basura, 
de quién la recoge y se deshace de ella a un cuestionable precio. 

Podrían alejarme de este bar y nombrar felicidad a cualquier otra acera, 
quemar todos los libros que ahora me sé de memoria 
y destrozar la banda sonora de cada sonrisa pidiendo auxilio, 
pero no podrán esperar respuesta si lo que quieren es saber 
en donde escondo la libertad entonces. 

Muy a mi pesar, como una "x" en el mapa equivocado 
voy perdiendo los candados que me abrazan por la espalda.

Si quieren saber en donde está la libertad
no la busquen en sus muertas cuando ya no griten, 
no les peten a la puerta.
Si quieren saber en donde está la libertad 
inviten a mi hermano a correr por el lodo 
y traigan a las madres que exiliaron, 
dejen de vendernos corazones, 
queremos querer sin ceñirnos, 
queriendo por no saber dejar de hacerlo.
Si quieren saber en donde está la libertad no se olviden, 
señoría, que nos sobran plazas en las que gritar 
pero que sólo lo haremos cuando no nos dé vergüenza 
celebrar lo que por imposibles todavía somos 
en los parques que ustedes construyeron 
partiendo de cunetas que ahora, 
y asco nos da pensarlo, 
serán la línea divisoria para enseñaros 
como no podrán hacer las cosas. 

Tendrían que matarnos a todos, 
y verse a los ojos para saber, de verdad, 
que en todo eso que nunca podrán callar, 
frenar, reclutar, exiliar, asesinar, 
golpear, encerrar, quemar o borrar, 
ahí, ahí guardamos nosotros la libertad.

Señoría, suerte, si de veras ha decidido empezar.

En defensa nosotros diremos 
que nos sobran alas y callejones para aprender a volar
y millones de bocas que pidiendo pan, no podrán callar.
Por cojones que no será a mi pueblo al que le tocará llorar sus errores.
Conservamos la herida abierta 
pero nos diferencia
este ahora.
Ahora 
sabemos 
cómo 
besarla.


lunes, 2 de noviembre de 2015

Re descubrir una manera de dormir
sobrevivir en un abrazo y hacerte el valiente en soledad
pasar frio viendo al mar, que no es lo mismo,
a agarrarse de la mano y tronar de tormenta huracán y fuerza
alargar las noches hasta perder la cuenta
dormir con alguien en pestañeo a un tiempo
querer ser, a su lado, y en secreto naufrago en pleno desierto
Mirarse entre miles de millones de personas de planetas, y que nadie más lo vea
Y besarse, como luna roja y eclipse de noche y marea en luna llena, y mojarse de vergüenza de no haberlo hecho antes, y salvarse, entre miles de millones de personas de planetas
sin que nadie más lo vea.
Masturbarse durante muchísimo tiempo asomado a la ventana soñando con aquellos regresos
en los que nunca esperábamos nada de nada y así, avanzando, acabamos siendo salitre en unos labios cuarteados de...muchisimas ganas y muy pocas victorias
Luchar sin ti es como arrodillarse en plena guerra y recordar cuando tragabas
Una putada en formato espera que seguro, si llega, nunca será lo que esperabas.
fumar para acortar la vida, que ya nos maltrata lo suficiente como para querer alargarla
Volar, joder, volar sobre arena de playa y cama ajena, volar solo y volar bailando y volar
al oírlo respirar, a quien le importa, volar
para que nadie nos vea ocupar tanto espacio al desplegar las alas
una caricia tuya, bastaría para salvarme.
Mi risa...la única coincidencia en esta historia fue volver a perdernos
las derrotas no se buscan, los premios se recogen, las victorias se celebran
separándonos. Te regalo el ver que sin mí, también puede sestar muy bien
No querer, que es querer sin saber por qué ni cómo
pero querer, porque, joder, querer es acojonante
y tu eres digno de
cualquier revolución
y a mi esas cosas siempre
me gustaron.
Y romperme, a la manera en que se rompe un Lladró
cuando bosteza en cada espera
y espera una despedida
No como se rompe una copa de vino en cada pena que le quitas
sino como se rompe una canción con el tiempo
a veces, sabiendo, que no existen los bises de las veces que te quise de aquel modo
olvidarse, de todo y de todos, de nosotros y
despertarte una mañana con el sueño en los ojos y solos
envueltos en el asco que nos da sabernos olvidándonos las gracias que todavía no nos dimos
quererte, a ti y a todos tus compañeros, quererte como se quiere al camino que no se hace,
quererte como a un crio bailando por la calle o a un viejo gritando revolución antes de irse
quererte, como el resto decían que no podía
quererte volando y abrirte la boca, quererte como ola que no se da la vuelta
quererte en el punto más alto de la marea
quererte sin entenderme porque para qué coño me hace falta  a mi hacer eso
quererte, por no saber dejar de hacerlo
quererte porque me sigo masturbando cuando te veo mirándome por las noches,
y no sé si fue el viento o el verte bailar frente al mar
que yo solo quiero

que no se me olvide, 
que el amor es eso, 
y muchísimas cosas más.



Te echo de menos.

Si viniese hasta aquí solo, a decir- verdad, nunca sabría que decir y así me iría
Si no tuviera que explicarte esta sonrisa, de veras amor, que nunca hubiera llegado
Si mi deuda con tus manos se saldara de rodillas, no lo dudes, ya me habría arrodillado.
Con todo lo que tengo me desvisto cada noche y como es poco te lo doy, porque es todo,
te lo doy para dejarle hueco a lo que venga y a los besos que no he dado y a las noches que nos quedan por equivocarnos, pecado, capital de otro planeta. Llegamos.
La vida da tantas vueltas que acaba por marearnos, cariño, y yo, pienso vomitar encima tuya, insisto, esta mezcla de silencio y piel erizada de invierno de puerta cerrada de botella de ron derramada de quererte, en cama y de rodillas con una...sonrisa en la cara.
Y todas esas gracias, por las que vine a verte.
"Vuelve

No soy tan fuerte..."

viernes, 7 de agosto de 2015

De vuelta y nada

A veces borro fotografías como si pudiese también borrar el recuerdo

A veces me pienso primero
como si no siguieras siguiendo del otro lado de los dedos de mis manos

A veces camino como queriendo escapar de este sin ti que me sigue
Como si no volviera a tropezar con tu ausencia
Como si que no estuvieras pudiera significar que sólo por eso ya no vas a volver a irte

A veces me imaginó teniéndote cerca y durmiendome las pesadillas
solo para darme cuenta del porqué este ahora de desvelos dentro del sueño
de soledades por querer
no volver a querer a nadie.

A veces vuelvo a casa hasta aburrirme de no encontrarte para querer llamar hogar a lo lejos que puedo llegar a perderme si no estás

Duermo destapada y con la ventana abierta no para que entres
sino por el frío del miedo de que ya nunca lo hagas

Bebo hasta olvidarme de lo que quería olvidar y reapareces

Sueño hasta creerme dentro y abrazarte y despierto
Siempre
Sola

Hago y rehago el cuento empezando por donde quiero

Por donde puedo

Para no tener que llegar al final
Y ni así
Ni en una de las batallas
De la mitad
De la mitad
De mi
Te encuentro

domingo, 26 de julio de 2015

Este es mi modo de quererte. Mucho y mal.

Sabes? Soy malísima para guardarme el tiempo en la maleta pero sigo teniendo en el móvil una foto con la misma ropa que visto escribiendo esto y está a punto de cumplir un año.
Este es el modo más mediocre que encuentro de celebrarte.
Si me abrazo a él me lleva de vuelta a casa, me despierta como cuando tú lo hacías con un "baja" y puedo oír mis pies haciendo "clap-clap" corriendo escaleras hacia el portal.
Se me pegan las puestas de sol y se me anudan en la garganta todos los te quiero que todavía no te he dicho.
A lo mejor no sabemos hacerlo bien pero queremos intentarlo y eso se merece una ovación en pie, no crees? Que guardar un recuerdo solo es el modo más práctico de no olvidar el cuándo ni el cómo fuimos felices, o el billete perfecto para no querer dejar de serlo nunca.
A lo mejor no me lees y seguro no me contestas pero si siempre estuvieras dejarías de ser el chico de la camiseta blanca que desaparece en cuanto me propongo ir detrás.
Quién sabe, tal vez no funcione o tal vez tenga que probar a guardar aquella foto otra media vida más hasta que se rinda por un nosotros.
A lo mejor es que hubo un tiempo en que fuimos felices y todavía queremos serlo.
Que me quieres tanto como yo te quiero o que me gusta pensarlo para tirar
dientes de león al aire y volver a desearnos,
suerte.

Desde Madrid no puedo ver estrellas fugaces pero eso tiene sus ventajas,
tampoco tengo ninguna desde la qué estrellarme.

A lo mejor puedes ser el sueño y el golpe si quieres,
pero seguro que seguirás siendo siempre el "vuelve" que nunca quiero tener que decirte.

Este es mi modo de quererte, mucho y mal, y este es mi modo de pedir perdón por el pasado,
lo cargo, y sí
me cuesta.

Pero no te olvido.

Ni quiero hacerlo.

Voy a soltarte.

Voy a cerrarnos con un beso el pasado como quien cierra la puerta de atrás después de irse
Para no volver.

Voy a echarte de más hasta aburrirme, este es el plan.

Quiero despertarte como si nunca pudiese hacerlo antes. 
Voy a acostarme contigo como si la horizontalidad fuera también, luchar contra la gravedad que te lleva. 
Voy a parar todos los trenes que haga falta para que no te vayas. 
A congelar las terminales en pleno Agosto, 
a crear tormentas en todas partes, 
a inundar esta ciudad de desastres para aprender a navegar de tu mano. 
Voy a ahogarme en el baso de agua que dejas sobre la mesa antes de dormirte para que tengas que venir a salvarme. 
Voy a volar más alto de lo que nunca imaginaste para que te crezcan alas por seguirme. 
Voy a aburrirme de escribirte, para desear leerte. 
Voy a besarte en miedo, 
quererte en beso, 
y mirarte en braille. 
Voy a desaparecer para que vengas a buscarme. 
Para que aprendas a despedirte tú también,
para que te duela perder y te veas sin poder ganarme esta carrera de imposibilidades. 
Voy a sentirte hasta cuando no pueda tocarte, y a correrme para acercarme una y mil veces. 
Voy a hacer la cama con las ganas de deshacerla, la comida con la esperanza de que vengas, las duchas con el desnudo de que seas, solamente tu el motivo de acabar temblando, y nunca sea de frío. 
Voy a besarte en la nuca, 
en el codo izquierdo en el cuello, 
en la parte posterior de tu rodilla mala, 
en la cadera en el ombligo 
en la espalda 
en el tercer lunar impar de todos los días pares en los que pueda encontrarte al llegar a casa, 
pero jamás te besaré en la boca. 
Y no voy a decirte que te quiero porque lo imposible a esas alturas ya sería no hacerlo. 
Si no lo entiendes, explícame tú. 
Yo hace mucho tiempo que dejé de verlo. 
Voy a agarrarte de la mano justo antes de llegar al Norte. 
Voy  a llevarte a aquella playa que solo y siempre lleva tu nombre. 
Voy a espumarte la sonrisa y a quitarte el verde de los ojos al mirarte. 
Voy a robarte hasta lo que nunca tuviste. 
Voy a hacer de todo contigo, sin llegar a conocerte. 
Voy a atarte a la cama de pies y manos solo para suplicarte que no te vayas. 
Después voy a soltarte para ver como lo haces y hacia donde miras y si te giras
en el ultimo momento, para lanzarme un beso. 
Y cuando ya no estés, voy a decirte que sí, te quiero. 
Que te quiero más que a mí y que por eso no me encuentro, 
que yo nunca me aburro de echarte de más, 
pero que estoy harta de echarte de menos. 
Que la falta que me haces es una absurda carencia de léxico que no me deja explicarme.  

Este es el plan. 
Voy a soltarte
Solo para ver
Si vienes a buscarme.



Para no volver.

miércoles, 22 de julio de 2015

El valor de los valientes.


Recuerdo cuando dijiste que nos estábamos dejando. Ni siquiera tendríamos que haber pensado en que eso fuera triste. Nos estábamos, que es mas de lo que nos tenemos ahora que ni nos acordamos del sabor de aquel café a eso de las siete. Me gustabas mas cuando me dolías lentamente. Cuando me sonreias con los ojos y me tratabas de usted. Nos gustaba mas cuando la cordialidad y la locura jugaban en el mismo bando. Cuando no existían las putas baratas, ni los sueños a comisión. Cuando abrir las alas y subirse la falda iban de la mano y de cabeza a una bañera repleta de espuma y espera.
Recuerdo cuando dijiste que nos estabamos dejando porque los dos nos reímos de ello como poniéndolo en duda sin sabanas. Tampoco hicimos tanto, pero en cada detalle oportunidad y beso lo hicimos bien. Pusimos la ilusión y la sorpresa en el punto justo para que felicidad supiera como suenan los vinilos. Te acuerdas? A desayuno en la cama y ausencia de miedo. A vistas directas mar abierto pizza caliente cerveza fría sexo en el suelo. Pusimos la ilusión y la sorpresa y las esperas y las terminales. Pusimos miles de millones de puntos que nunca soñaron con finales. Nos pusimos como si aquel arrebato puesta de sol no fuese a acabar nunca. Nos pusimos el sabor en la boca tan bonito y sincero que a los dos nos entró la risa cuando dijiste que nos estábamos dejando. Nos estábamos dejando de desconocer del todo y de saborear en verso lengua incluida. Nos estábamos queriendo querer. Eres mi mejor compañía, soledad de estación partida, la mitad de la mitad de mi huida, vuelta a casa, recuerdo querer y sexo. Eres las ganas de abrir batalla el calor de en cama destapada, un broche desabrochado a ras del suelo. La carcajada de la mentira del nos estamos dejando queriendo decir que queremos volver a mentirnos con los ojos. Y las manos sobre la piel. El valor de los valientes. Volver a volver.

A y B 19:34h

A y B hasta la Z subiendo escaleras.
A veces se puede pero nunca lo olvida
B busca el camino difícil para llegarla lejos.
El punto medio intersección del desastre.
A se cuela en la cama del miedo y pide perdón por haberlo hecho mal.
A la mañana siguiente solo quiere volver a hacerlo.
B vuelve al lugar de siempre y le sube la falda con lentitud.
A bre las piernas y se deja marca.
B deshace el hielo del café con la lengua y juega a los veranos eternos con los dedos.
A suena en un vinilo viejo mientras se revuelca en el suelo de una casa ajena.
B suma un guiño esquivo y sigue jugando partidas perdidas.
Bebe de una copa rota cerveza fría y espera dentro de la bañera
A no tiene frío y se desnuda sin pedir permiso.
Después se besan los pies, se secan y sacan vergüenzas.
En la cocina la mesa puesta
Y A contesta, jamas como ella
Celosa de ello
Aveces perdonan pero no se olvidan
Por la mañana café caliente
Arrebato de risas
Buenos días chica.
Te llevo a casa
No te olvides las ganas
De volver a vernos sobre la cama
A y B hasta la Z bajan las escaleras del cuento
Como a punto de cerrar el libro
Gafas de sol
Cara de niños desconocidos
A punto de conocerse
Hasta el escondite
De media vida.
Beso en la boca
Y promesas de volver a volver a empezar a contar de nuevo esta historia por el final
Para no tener que despedirse
A y B vuelven a verse
Y vuelta a empezar.
A ella le tiemblan los dedos
Bebe y el le sube la falda.
Nunca acabaron de conocerse
Ni quisieron poder hacerlo
Para no tener que despedirse.
Suena un vinilo toca a recuerdo
Gracias locura por dejarme
Tirada en el suelo
De aquella casa
Tan ajena
Como impropia
Si me desnudo
Jamas sera
Porque B
Me diga que es
Lo que no tengo que hacer
Cuando no está.
Se hace de noche en la ciudad del viento
Café con hielo
Y una carta de agradecimiento sobre la mesa
Que dice, no vuelvas, para no tener que volver a volver a hacerlo.
A, Beces cuestas.
Pero nunca olvido.

domingo, 19 de julio de 2015

De las palmas de las manos que nunca llegaron a conocerte

Solo sé que podría haberlo intentado
pero que nuca me habría cansado de decirte la falta que todavía me haces.
De ti que prefieres el norte, que la meseta nunca será tu casa aunque me empeñe en ponerte la mesa a eso de las dos y media.
Que te gusta dormir en el lado derecho de la cama y de medio lado
y si mueves los brazos solo es para comprobar que no vuelves a hacerlo solo.
Que haces el amor porque quieres pero que escondes pecados por querer solo a medias.
Que llegas tarde siempre porque odias ver pasar las horas.
Que estás cargado de miedos, pero que nunca lo dices.
Que odias los te quiero y ni siquiera te empeñas en escribirlos
y aunque lo hicieras el mundo tendría que ponerte de frente y verte a los ojos 
para saber que no mientes.  
Que solo dices la verdad y por eso te callas.
Que no te cuestan los besos que vas dando pero te duelen los que no has dado.
Que tienes el corazón más grande que cualquier metro cuadrado de casa 
y por eso navegas playas enteras como si no fueras a encallarte en la arena
Y que cuando lo haces siempre llevas una maleta a cuestas 
como a punto de despedirte.
Y yo perdiendo la cuenta de las veces que te fuiste.
Que fumas porque nunca has pensado en dejar de hacerlo 
ni el tiempo te habló de ello.
Él podría decir de ti por cada paso que has dado el doble de cosas que yo 
pero no pondría fe 
ni corazón 
ni herida en ello.
También sé que no te gustan los versos de cuentos de hadas
que no crees en las princesas ni en los héroes 
que si ganas es solo y siempre porque quieres.
Que volver a casa es la rutina que te lava la ropa los sábados por la mañana 
mientras duermes las cervezas de una noche a cuestas que no pesa
y que ellos nunca pasan para no volver a verlos.
Que tienes las manos repletas de sueños pero no te gusta enseñarlas
que vistes una marca de posibilidades imposibles sobre el hombro derecho
mil cicatrices de guerras de historias que nunca te inventas 
y la sonrisa partida porque regalarla entera sería un destroce.
Sé que te encanta ver el mar desde las rocas
a la sombra de un árbol más viejo que el tiempo que llevábamos viéndonos
que no es difícil 
y que solo hay un lugar que te recuerde a mi.
Que no te giras cuando ves un culo cruzar la calle 
pero lo haces cuando lo que quieres se cruza por delante 
y he dejado de ser yo.
Que odias las ciudades grandes y los juegos de niños 
pero te encanta buscar una sonrisa entre los arbustos como creando un recuerdo y siendo pequeño.
Que no sabes tocar la guitarra pero te lo inventas mejor que nadie 
y que no cantas para no decir lo que nunca pensaste que querrías callarte.

Si me paro a echar cuentas de cuánto puedo contarte con los dedos caigo en ellas 
y al tener las manos abiertas veo que ya no puedo seguirte. 
Así que me cubro la cara para llorarte a sal y recuerdo 
por haberme dejado marcharte sin llegar a retenerte.
Yo que pensaba que estabas aquí para quedarte
y tu planeando un nuevo destino para escaparte sin llevarme.

Atentamente:

de las palmas
de las manos
que nunca llegaron

a conocerte.

jueves, 16 de julio de 2015

Cuando todo va bien.

Puente quería volver a casa sin necesidad de festivos.
Mirar hacia atrás nunca pudo ser digno de celebrar.
Punte quería ver mar desde las alturas y solo miraba asfalto.
Poner a punta de pistola cualquier coche al azar y obligarlo al norte.
Puente con el pelo en contra del viento le lloraba a la vida pero ella nunca cogía el teléfono.
Y puente se descalzaba los pasos que había dado en falso, se despojaba de la ropa que no había comprado y cantaba en voz alta.
Puente levanta los brazos de repente como queriendo volar para irse.
La soga al cuello marca trabajo esfuerzo y rutina y los sueños no llegan ni la mitad de arriba de lo que lo hicieron algún día.
Puente no quiere estar sola por las noches pero quiere perderse de día.
Todo va bien pero no camina.
Se mancha de sangre pero no le duelen las heridas.
Se mira las palmas de las manos y no se encuentra.
Puente no entiende de libertad desde su nueva casa,
vuelve a crear en su cabeza lo que nunca quiso y lo pone en venta.
Negocia con la muerte y su traje de domingo.
Le cambia la corbata y le venda los ojos.
Ella no contesta cuándo pero siempre es pronto.
Demasiado tarde para no hacerlo.
Puente se borra el maquillaje del intento de ser alguien que la cubre con los dedos, se arranca una a una las  pestañas para pedir deseos.
Ya no encuentra estrellas fugaces de las que colgarse para estrellarse.
Puente no sabe, no contesta.
Se pinta los labios de rojo y se retuerce hasta besarse la nuca.
Puente es soledad y fuerza,
el dolor de nadie,
el quererlo cerca.
Puente se asoma a una ventana de rejas con vistas arena negra.
A puente nadie la agarra de la mano y sola puente escoge el lugar que la lleve de vuelta a la felicidad que nunca encontró cuando se buscaba.
Mira los zapatos de su madre y salta.
Puente pierde en el salto el espacio entre el punto intersección y el suelo.
La barandilla a una autopista.
Noroeste es volver a casa.
Puente besa la libertad y un coche atropella sus miedos.
Sigue sangrando, pero no le duele.
Puente tenía que tirarse de si misma para volver a vivir tranquila
a saberse en casa
arena de playa
sonrisa en la cara
carmín y
camas de hotel.
Puente es nosotros
Cuando todo va bien...
Pero algo va mal.

miércoles, 8 de julio de 2015

Para no tener...

Cargo una diagonal azul al pecho que dice que sangro.
Y qué si sangro?
Cargo un anillo de alambre al dedo que se clava y me dueles.
Por tu recuerdo.
Cargo con el peso de haberlo hecho mal por echarte de menos.
Cargo la risa que no me arrancaste, que él quiso quedarse.
Para no tener

Cargo con la certeza con la que puedo decirte que no quise irme.
Con una noche en vela de lo sientos perdones y pecados.
Los gritos a medias, y los orgasmos.
Cargo con la ventana abierta por la que no entraba el aire.
Y no puedo respirarte.
Seiscientas gotitas de agua hacia el norte y brindo con ellas por no volver a verte.
Cargo con los errores porque no quiero hacerlo bien.
Para no tener.

Cargo con los motivos que me llevan a escribirme.
Con el día que le dije a mi padre que quería irme.
Con no haber vuelto.
Cargo una vida de mierda que me hace feliz.
Una rutina de la que me desprendo siempre que puedo.
Cargo un casi cáncer en el pecho por mi abuelo de fumar venganzas y victorias nunca dadas.
Cargo el casi hijo que mataste
Porque nunca me quisiste.
Por la poca apuesta con tus ojos,
Mejor labios de judas
A veces llora por las noches
Yo me beso el ombligo, no se como lo hago pero me beso el ombligo
Y le digo tranquilo y le canto mil nanas de cuna y de muerte
Le digo que ya habrá tiempo para los valientes.
Que esta guerra se queda pequeña a su lado
Que el no quiso verte crecerme
Como culpándolo
Para no tener

Cargo con el columpio del que me colgaba cada noche a esperarte
Con el nudo de las cadenas atadas a los tobillos
Y camino, pasito a pasito hacia delante.
Me alejo del semblante de tu cara frente al mar e intento convecerme de que soy mas de montaña.
Que yo soy mas de los centros
De los  centros de los ojos de tu cara.
Que yo soy mas de perder batallas que de ganarlas.
Ya sabes para qué.

Cargo un anzuelo a la nuca como una cruz en un mapa que me dice familia
Que me empuja hacia abajo
Que le puede la piedra
Que me ahogo y a pesar de todo
no elijo respirarte.
Cargo una vela entre las manos
Encendida
Por si todavía me quedan fuerzas para rezarte.
Dos minutos mas amor
Dos minutos mas y la apaga este viento levante.
Levantarme por la mañana y no verte.
Acostarme a media tarde
Esta ciudad repleta de calles
Esta ciudad tan sola de nadies.
Esta ciudad que nunca sera la mía.
Pero que me ha cogido de los sueños
Y no me deja marcharme.
Por mucho que seas tu
El que viene
A buscarme.
Para no tener.

jueves, 2 de julio de 2015

Buen viaje.

Que sería Madrid si no estuviera llena de gente sola.

Día cero después de ti.

El miedo es una excusa para que no te vayas.

Día uno después de ti.

No conozco ni un solo calendario que haya terminado sin puntos suspensivos.

Día dos después de ti.

El miedo apetece, la muerte se elige.

Día tres después de ti.

Empiezan las obras de la nueva autopista entre las ruinas.

Día cuatro después de ti.

Alguien se ha dedicado a barrer toda esa mierda.

Día cinco después.

De ti me quedo lo que me vales.

Día seis.

Después de la resaca conservo la borrachera.

Día.

Siete minutos más y rompe a llover en el desierto.

Noche.

Cero.

Después. 
                De mí. 
                           Misma.

Me apetece el miedo.

No hablo del miedo de perderte, ni del miedo a la muerte, ni del miedo, peor, a una vida ajena vivida como propia.
Me apetece el miedo de salir a la calle a escondidas. 
De taparme los ojos, de coserme la boca con las manos con las que antes paría victorias.
Me apetece el miedo a que hay detrás de una sonrisa, el miedo al cuántos de ellos darían su tierra por matar mil niños, el miedo a las mujeres que revientan por los aires la injusticia de sus pasos, el miedo al poco miedo a los finales y el cuanto al cambio tu guerra por mi paz con la que duermen.
Me apetece saberte lejos y creerme muerta justo al salir de casa.
Me apetece no poder decir que estoy bien.
Me apetece comerme el drama y tragarme la mentira y vomitar el pánico del después de volver a volver a ver un país en guerra.
Me apetece dejar de quererte tanto para empezar a quererme bien.
Vender tu ausencia a precio de coste
que nadie venga a buscarme
ser la valiente del cuento
cagada de miedo
cargada de sueños
que ni se parezcan a todas mis metas del hasta ahora
querer huir de los brazos de una madre que te ahoga
y que te agarra de ambos lados del cuello
y que te dice, ahora grítale a los tuyos
que vengan a buscarte
si es que no
los quieres tanto.

Me apetece el miedo

para mantenerme a salvo. 

Cambio tu libertad por mis penas.


La felicidad antes de ti tenía mi nombre.
Estos días de casa y abrazo me he cuestionado en voz baja a donde nos lleva esa rutina del    sin-tenerte. Sigo sin entenderme.
Esperarte como sinónimo, kilómetro cero, vuelos perdidos.
Caben tantos besos en tu pecho como despedidas llevo entre los dedos
ya no tengo espacio.
Ni tiempo.
Me alimento del detalle que te sigue, disculpa si nunca lo dije.
Vivo del manojo de caminos que te cruzan y te hacen. Que me pierdes.
El gesto de tu pulgar limpiándome la comisura izquierda de ganas.
El modo en el que levantas una ceja cuando no te entiendes
O esa forma que tienes de acariciarme el pelo por las noches hasta dormirme los sueños.
De saber, porque sé que sabes, que guardo los libros bajo la cama
y no preguntas porque entiendes.
Una mañana me desperté y estabas, juro que estabas, tan verdad y tan fe y tan credo y tan cierto que me pesaron los ojos
como si todas tus huidas volvieran de golpe
bailándome cerca
como cuando no te encuentro sobre la cama pero se me pega tu falta
y enciendo la luz
a toda prisa
no sea que nos engulla de nuevo la pesadilla.
Fundida, perdida, te encuentro y nos toca, la despedida.
Y es tan día y tan sol y tan poco mentira que lloro mirándote a los ojos.
Esta es mi manera de echarte la culpa, y decirte que vuelve, si quieres.
Que cuidate la risa, que sé feliz, vida, que playa siempre es casa,
que cuando quieras quererme sin despedidas sigo.
Y tú no dejas de reir, ojos verdes de certeza de unas ocho de la mañana, estrella.
Y te alejas. Y necesitaría millones de escaleras de metro como estas para un suicidio colectivo,
yo y todas mis mierdas.
Así que me siento con ellas y rezo, porque en algo hay que creernos y rezo
a las cervezas de esas noches
al llegar a casa y verte
a mi carrera al tiempo subiendo la cuesta de la plaza
con la sonrisa en los brazos de saberte en el mismo sitio en el que te dejé
sobre la cama.
Le rezo mucho y mal a esas duchas compartidas porque lo único que sé hacer mejor es querer
y nunca es a mi
Me enciendo un cigarro y le rezo a las noches de parques y verdes
y tiro el cigarro y le rezo al verte llorándome mil lo sientos
que no me valen, de nada.
No estabas.
A cada beso que no quisiste darme.
Quién sabe. Que diga.
Ya te agarro de la mano sin que estés y me araño mareas en contra, noches en vela.
Que ya te eche de menos puede que sea
solo una carencia de léxico,
o que no sepa como decirte
que no puedo que te vayas.
Que no puedo, que te vayas.
Que la herida que me hago si me faltas no se marcha con dos noches y tres hielos,
otra copa, por favor.
Que alguien venga y que me diga, si no mueren de esperas ellos, cuanto les queda para morir de desesperanzas?

La felicidad, antes de ti, era una playa. 

martes, 26 de mayo de 2015

Empiecen la historia y luchen


A sabiendas de la capacidad que poseen para almacenar la soledad en un vagón de metro dudábamos que tuvieran la misma para hacernos llorar. Y lo hicieron.

Nos dijeron "tanto para cuanto, el resto todo impuestos".
"Podrías ser mejor, pero no serías tú mismo." Así que matamos al prójimo.
Nos dijeron "amor propio" y nos quedamos completamente solos.

Es hora de decir que sí, que llevamos años caminando hacia delante, que nos besamos la yaga y la sonrisa pero que todavía no nos duelen las manos de luchar, aunque nos sangren.
Que si de celebrar va esta historia tendrá que ser en grito porque va a cogernos bailándonos los miedos de un pasado en llamas.

Les debemos los días de fiesta, los "in memorian" vals orquesta, el rápido y con buena letra.
La capacidad.
Eso de "nosotras parimos, nosotras decidimos" que creyeron que nunca tendrían que repetir.

Dejaron todo bien claro, y bien alto, desde allí arriba las empujaron.

Les debemos el lo siento de volver a un país guerra,
el perdón del miedo,
los canto de cuna y muerte.

Ahora que podemos decirlo, que si sienten vergüenza es merecida y que no vamos a tenerles pena.
Ahora que ya no damos oportunidades, que ya no existe el por si acaso, el otro bando, la cordura.
Ahora que nos estamos volviendo todos locos y ni siquiera tenemos pensado pedir perdón por ello tendríamos que tatuarnos sus nombres en el pecho, dejar de pedir también permiso y entrar arma en mano a coser herida.
Ahora que ninguno es experto en nada, que nadie gana ni en su casa, que lo del máster es de otros...
Ahora que nos cuelgan de la cuerda floja demostremos dotes de trapecista, no hace tanto que nos colgábamos de los columpios para poder volar, que nos raspábamos las rodillas del salto y tragábamos tierra en batalla, no hace tanto que no llorábamos las penas que no eran nuestras, tenemos la yaga abierta, y sabemos como besarla.

Todo es recuerdo y sueño.

Les debemos aquello que hicieron antes de abrirnos la mente, y cerrar los ojos.
Puede que no haya sido suficiente, pero tenemos la portada del libro, empiecen la historia por donde quieran, este es su cuento.
Empiecen la historia por donde quieran pero quieran al menos sentirse orgullosos de quitarle el sueño a sus hijos por las noches con esas líneas.
Empiecen la historia por donde quieran y querrán seguir leyendo.
Empiecen la historia por donde quieran y querremos leerla en alto
Empiecen la historia por donde quieran, y que nos empujen si creen que todavía no hemos aprendido a abrir las alas.
Por favor, empiecen la historia, repito, por donde quieran,
pero sobre todo, luchen la historia, como se merecen.

jueves, 21 de mayo de 2015

Decidme, señores.

En qué momento, señores, disculpen la irreverencia,
dejamos de soñar como niños de ojos abiertos a vuelos y caídas que abrían mares al centro de la tierra
y nos pusimos a llorar como los adultos que se esconden del miedo,
que sienten el miedo,
que se cubren la cara
con las manos del miedo
y se acuestan con él cada noche?

En que absurdo momento, señores,
disculpen las molestias,
decidimos pedir perdón para justificar lo que no nos creemos?
Porque, a quién queremos en gañar? Nunca quisimos creerlo
y seguiremos sin hacerlo.

Vuelvo a preguntar.
En qué absurdo, amoral, mortal, decisivo a la par que estúpido e irremediable momento
dejamos de soñar como niños y
rompimos a llorar como adultos?
En que momento dejamos de rasparnos las rodillas
para apuñalarnos por la espalda?
Cuándo fue la primera vez
que cambiamos el sabor del caramelo
por el de la moneda en mano?
Cuándo hicimos caso a los que dijeron que todo estaba inventado?
Por qué ya no a los castillos hinchables,
a las tardes de escondite en el parque,
a las carcajadas sin motivo?
Por qué ya no a no buscar el motivo
sino a vivir con él?
En qué momento maletín de empresa y no a esa mochila de superheroe?
En qué momento la corbata con la que nos cuelgan
y no la comban para saltar los miedos?
Cuándo el im- de las posibilidades?
Cuándo el iva- de la vuelta de las vacaciones?
Cuándo el no- del poder de reyes en nuestros padres,
del dinero en cartones rotos,
del quiero por que me da la gana?
En qué momento dejó de darnos la gana lo unico que podíamos perder?

Disculpen las molestias, no voy a disculparme.
Por qué pedir perdon pudiendo besar la yaga?
Por qué llorar pudiendo volver a casa?
Por qué no jugarse la vida si es música y no nos bailamos los miedos?
Por qué compramos un tiempo si lo unico que vamos a hacer con él será venderlo a precio de coste,
envejecernos hasta que pase?
Qué es lo que  pasa?
El tren tardará un minuto en llegar,
Por qué no nos gusta esperar?

En qué momento dejaron de gustarnos las esperas si veíamos el verano como el sin planes más bonito del mundo y queríamos una vida de juegos hasta ver venir a la muerte de frente y una vez con ella en el parque de siempre decirle
"al piedra papel tijera. Juegas?"

En qué momento dejamos de jugar como niños
y rompimos a llorar como los adultos
que nos vendieron ellos,
pero que nunca compramos?

domingo, 10 de mayo de 2015

Asfalto negro tinta

Júpiter podría ser un planeta,
el Este una canción de cuna y la noche un libro viejo.
Podría incluso romper a llover en tu nombre
cubrirlo todo de lodo y aun así
seguiría intentando salvar de este cuento el final.

Muerto el perro, nos tragamos su rabia.
Y no nos supo tan mal.

Agárrame fuerte, estoy a dos líneas de echar a volar en contra de mis principios.
Voy a acabar contigo. Creo que empiezo a quererme.
Compraré otra cajetilla para celebrarlo. No me va eso de llorar.
Vendrán tiempos de guerra y falta de agua y no tendremos
ninguna victoria que llevarnos a la boca.
Después los siglos del hambre y lo que nunca supimos decir a ojos del viento.
Pinto este cuadro de tempestades de rojo y lo llamo tu boca.

Recuerdo, duermo, recuerdo, sueño, recuerdo, me masturbo, te echo de menos, olvido, poesía, olvido y celebro el llanto de después del funeral al que nunca asistí.
Ya no peco de valiente.
A veces tengo miedo, me llevo las manos a los hombros y me digo
-llora aquí, niña, llora aquí, es todo lo que te queda por hacer en la vida.
Enterraste a tu padre,
perdiste a tu hermano,
odiaste a tu madre y ya no tienes a nadie
a quien contarle la falta que le hace a este mundo una sonrisa de hogar-.

Trece horas después vuelvo a esta casa que no es mi casa
porque nunca quise llamarla así,
me tumbo en la cama y fuerzo las ganas de vivir en mi propia contra.

-Desde la historia que luchas, construyes y sueñas-.

Bien venidos a mi montaña de ruinas. No tengo entrada principal, ni salidas.
Queda terminantemente prohibido correr por los pasillos,
todo es bosque y asfalto.
Espero que os guste.
Os lo habéis ganado.
Por ello he sangrado de manos, pies y voz.
He vivido en terminales, muerto algún festivo y resucitado a golpe de jueves.
Todas mis vistas son un puñado de huesos pulidos a base de intentos fallidos.
Los ojos girados mirando hacia dentro, buscando encontrarme de nuevo,
dejar de crecer de este modo, ser cría y saltar a la comba,
jugar a la rayuela, apostar a los dados sin miedo a perder,
esconderme y que nada ni nadie me encuentre. 

Soledad, -dijiste-, tienes el pelo repleto de sal y cicatrices de risa
y vives en el centro de la terminal en la que nunca se pierden los trenes.
Soledad, -dijiste-, un vals por nosotros. Abrázate fuerte si te faltas.
La distancia es solo una carencia de léxico.
Querer no existe, no puede darnos miedo.
Perder es descubrir, soledad.

Tendríamos que empezar a hablar de la ropa.
¿Cuánta cabe en tu maleta después de llenarla de sueños?
¿Cuántos cuentos estás dispuesta a dejarte sobre la mesilla de noche?
¿De cuantas princesas sientes envidia? ¿De cuantos villanos?
Dime juego y jugamos.

Júpiter podría ser un planeta.
El Este una canción de cuna y la noche un libro viejo.
Pero Venus siempre será el beso que nunca nos dimos. 
El sur tu ombligo y solo tu ombligo.
Y los días la peor parte de las pesadillas.

Rastrojos, ahora el paisaje es todo rastrojos y tu queriendo encenderme.
Tienes en la parte posterior de tu cuerpo una maleta cargada de por nosotros.
Déjame abrirte.
Fueron felices y cosieron heridas. Cicatrices. ¿Te suena?
Cuando todo arda bailaré la danza del fuego y lloverá por lo que nunca lloramos.
Este solo es otro modo de limpiar el bosque.
A ver qué puedes hacer con un puñado de tierra seca,
con un montón de piedras, con nada.

Repito, muerto el perro nos tragamos su rabia.
Eras la ceniza que había antes del fuego.
Llevas ya seis vidas, y un funeral.
Echa cuentas o serán ellas las que te echen a ti.

Es hora de volver a casa cariño, no lo ves?
Me duelen los pies de bailar sobre el lodo
y la garganta del grito y la cabeza de soñar imposibles.
Deja de Mentirme.
Júpiter, solo podía ser un planeta.
Que ganen los malos. Nos lo merecemos.
Matamos con nuestras propias manos a los buenos.

Es hora de volver a casa cariño, no lo ves?
Estoy cansada, no quiero hablar, reír, caminar, llorar, soñar, ni mantenerme en pié.
Abrázame asfalto negro tinta.
Enciende el cigarro por mí, hoy es día de fiesta.
Me cuesta respirarte.
Hueles diferente, eres otro.
Perder te está cambiando, puedo ver cómo te mueres.
¿Es esto lo que compramos?
¿Es esto lo que quieres?

La vida es un juego.

Dime
¿Cuántas veces podemos matar al perro?
Dime amor
¿Cuánto de tanto?
¿Cuánto de intento?
¿Cuánto de cuento?
¿Cuántas veces podemos
                                         matar al perro
                                         y cuánta rabia
                                         estamos dispuestos
                                         a tragarnos?



lunes, 27 de abril de 2015

Sigue siendo todo lodo.

Y es que a lo mejor tengo
Que buscarme la vida sin ti
Madrid hace horas ya
que dejó de lloverte
A ver si aprendo.
Cuando no llega el llanto para ello
Busco otra forma de ahogarme.
No tendrías que haber venido
Era tarde y yo
Que seguía pensando en que
si te abría la puerta
Todo seria como antes.
Cuanto han cambiado las cosas
No?
Que un te quiero nos pague los viajes
Pero sin el impuesto de ganas
Por que tal vez salgamos
Perdiendo
Camino
Y de vez en cuando me encuentro mordiendo el calendario
Diciendo venga, vamos.
Sugestiones, lo llamo.
Otra parte del sueño
Contigo
Y es que a lo mejor tengo
que buscarme la vida sin ti
O es que a lo mejor, no quiero
encontrarla.

domingo, 26 de abril de 2015

Y así no podemos cambiar el mundo.

Queréis a medias
sin carreras
cuando el secreto está en romper-las
reglas
y dejarse ver la herida
y mancharse con la carne ajena
y cicatrizar hacia fuera,
que no lo entendéis.
En lucir marca de tiempo
y falta de ganas
porque os faltan ganas
y os sobran pérdidas.
Queréis a medias,
bebéis sin sed,
os disfrazáis de la persona que queréis ser
la mañana que no queréis ser nadie,
que es lo único que sois.
Lloráis, como buscando consuelo en otros brazos
y usáis la sonrisa para crear nuevos llantos,
para ocultar el vuestro.
Compráis besos, y en el punto medio de todo eso
os encontráis vendiendo lo único que es vuestro,
la vida.
Falta trabajo
La culpa es de ellos
Queremos ser como ellos
Queremos el día internacional del traje
El día internacional del sobre
El día internacional en contra del día internacional del resto
Del mundo.
Queremos sudar lo justo
Que vamos a cobrar lo mismo

Dejadme que os diga que a lo mejor
Vais a cobrar lo mismo
Por que os esforzáis lo justo
Y porque lleváis haciéndolo
Toda la vida
Y porque no quereis
Dejar de hacerlo
Y a lo mejor por vosotros
Nosotros
No conseguimos
Cambiar el mundo.

viernes, 24 de abril de 2015

Si no fuera yo tú tampoco.

Si solo te hubieras dejado la risa
y no las ganas.
Si en lugar de distancia
hubieras besos.
Si pensarte no fuera como rezar
a un dios prohibido
de una religión perdida
de un país olvidado
de otro planeta
sin ti.
Si mirarte a los ojos no sonara
tan música
ni tocarte
tan grito
ni pensarte
tan libro.
Si no fueras tú,
tan imposible como siempre,
no tendría sentido dolerte,
escribirte o llorarte
difunto de tiempo
o incluso de ganas.
Si no fuera yo
tú tampoco,
admítelo.

Pero solo contigo

Me abrazaste, y te fuiste.
A mí me tocó quedarme como todas aquellas veces
con el te quiero entre los dientes sosteniéndome la sonrisa
ahogándome en este mar de mil ausencias y solo una,
la tuya.
Siempre tendremos entre los dedos las despedidas que abarca el tiempo, todas,
y si nos faltan tú las inventas.
Rompo a llorar y miro atrás como si fueras a volver
echándole una carrera al sol y quisieras abrazarme por la espalda
otra noche más de tantas. Y tan pocas.
Dolerse no es amor pero. Y tú.
Que ni nada ni nadie. Yo, que contigo siempre.
Me sobran ganas. Una vez más, una vez más, una vez más,
una vez más tú te vas y yo me quedo queriendo quererme a solas
pero nunca funciona.
Soñar acabó por jodernos las noches en vela.
Es una pena que ya no sepa cerrar los ojos
si no me agarras de la mano.
Que compre libros como quehaceres en mis ratos libres
y no sean tu boca.
Que hayamos esperado tanto por el te quiero.
Que matáramos los versos que tanta sangre nos costaron
y así, olvidando principios no dejamos de soltarnos
esperas y esperanzas.
Es una pena, es una pena que te haya besado en cada estación
y que hayamos sobrevolado las noches tan lejos de aquellos caminos de siempre.
Es una pena que todas las rutas vuelvan a tener tu nombre
y ya no quepan esperanzas de encontrarte a más de seiscientos
kilómetros de distancia.
Es una pena, una casa, una paya, mi arena en Madrid.
Es una pena, de veras, es una pena que siga llorando desde que te vi partir
en lugar de salir corriendo detrás tuya y decirte que siempre...
ya sabes, que a mí siempre me quedarán las ganas
de quererte más
que a nada.

Apareciste y yo, pude destruir el mundo.

Apareciste esa tarde en la que Becker nos dedicaba un tango y Zeppelín sonaba en acústico,
en la que un Dios dijo que paz y lo creyeron, el día cero,
la misma en la que Klimt nos pintó el beso
y lo arrojó a las manos del tiempo para ver qué pasaba y si olvido.
Cuando sabina era un niño,
en el preciso instante en el que Chaplin inventaba la risa y desde un tanque de guerra se firmaba la paz y la fe y los calendarios.
Los folios nacían de los árboles sin que nadie los sangrara y
volaban esperanzas sobre miradas ajenas con bigote y ansias de poder.
La misma de la destrucción del mar en mil pedazos
en la que los piratas cortaron las olas en gotitas y tomaron el mundo.
Ottis Reddin leía Buckowski,
sonaba un vals como principio.
Estábamos todos excepto ausencia que caminaba de la mano de su llanto por una terminal desierta
y comprendía que la felicidad era un lugar
al que nunca llegarían.

Sigo pensando que no era la banda sonora,
era el modo en que soñaba el resto del mundo,
como siempre,
y en que yo me había parado a oírlo para entenderlo.

Que soy el fruto prohibido y la costilla,
el pecado, capital de otro planeta,
la falta de ausencias,
el Credo de todas la religiones juntas,
los ojos de mil colores,
las manos al aire,
me crecieron alas,
pisaba arena,
soñaba libertades
hasta que me di cuenta de que solo eras tú.
Desde ese momento maté al niño para no tener que verlo crecer.
Eché raíces solo para no tener que despedirme.
No me asusta querer, no existe.
Prefiero la guerra a las rosas sin ti.
Gracias, Picasso, por pintar el Guernica,
la vida tenía que ser en blanco y negro,
no había otro modo de verlo.
Mandaron los malos,
matamos con nuestras propias manos a los buenos,
nos gustan los llantos,
soñamos despiertos,
no queda tiempo para cerrar los ojos.
Vivimos en el centro de la terminal que dijimos que nunca pisaríamos pero todavía tenemos folios, y sangre. Así que queríamos contaros eso que dijeron de que el mundo no depende de tus ojos, sino de los suyos.

Apareciste esa tarde en la que mojarse era caminar bajo la lluvia y me sacaste a bailar.
Al acabar me dijiste que nunca sería la mejor en nada,
pero que sabías que me gustaba hacerlo mal.
Después te fuiste porque desde tus ojos, lo sé,
desde tus ojos podría haber rehecho el mundo
pero algo me hacía querer destruirlo.

Todavía busco la manera de darte las gracias
por eso que no sé si quiero
y que tal vez sea un lo siento.
Yo no quería
joder
el tiempo. 

martes, 21 de abril de 2015

Elefantes

Porque cuando me agarras de la mano
soy más la libertad del poco tiempo
y la distancia
que si fuera incierta la medida.
Porque no te quiero como se quiere atando,
te quiero por lo que eres
cuando no eres conmigo
y por lo que soy
cuando te miro a los ojos.
Te quiero lejos y quiero la espera y
las vistas del camino cuando te acercas.
Sobre arena de playa,
cielo y cama.
Vestido de miedos y desnudo de besos
para arrancarte en piel e historia
lo que nunca nuestro
aunque sí imposible.
Te quiero a sabiendas de que comprendes
la utopía de que te entienda,
de la huida, de tu mano,
de las vueltas y el regreso,
de Madrid y tus ojos.
Te quiero por cobarde y por valiente.
Por ser calma y más tormenta.
Por lloverme y silenciarme.
Por perderme en mitad de una ciudad
repleta de gente y hacerme
sentir sola, muda, ciega y sobre todo sorda.
Porque callabas la Gran Vía
si me agarrabas la cara
y me pegabas a tu pecho con cuidado.
Con cuidado,
estoy deseando romperme
para tener que poner todo mi empeño
en cada uno de los mil pedazos,
por separado,
en los que me conviertas,
para quererte.
Como dijimos que siempre,
como lloramos presentes,
como nunca nadie, nosotros.
Que nos agarramos de la mano y sobran
los más de seiscientos kilómetros
de distancia que nos separan,
para soñarnos.

domingo, 12 de abril de 2015

Desnuda de miedos dime...

Prometo que nunca, y también que siempre. 
Juro imposibles cargados de ganas. 
Pierdo por el simple gusto de verte ganar a ti. 
Fumo, porque la vida nos maltrata lo suficiente 
como para no querer recortarla un poco. 
Bebo para ahogarme entre sirenas desnudas y 
contarle a ella todas mis líneas. 
Escribo lo que nunca te diría mirándote a los ojos. 
Me quedo sin ropa por el mero placer de cubrirme de nada 
y sentir la ausencia de léxico que nos falta 
cuando el frío no me alcanza tan adentro y 
quiero decirte que te quiero, 
pero no como todos te han dicho que te quieren 
si no de otro modo. 
Me alejo para verte ausente y sentir 
la falta de lluvia sobre los hombros. 
Sueño por todos los que dijeron jamás 
a los que yo contesté gritando con un vencimos, 
aunque no fuera cierto. 
Sonrío por gusto a la mirada ajena. 
Camino hacia ningún lugar sabiendo 
que no podría perderme mientras me agarre de la mano 
y crea que es la tuya. 
Soy la tonta que vuelve mil veces para verte ser feliz sin mí 
y afirmar que la vida son esos pedacitos de esperanza 
que ganamos con cada abrazo o con uno de esos besos 
justo en la comisura izquierda de otra boca. 
No me reconozco si me enfrento a un espejo y no pienso en mi padre. 
He sangrado de versos, corazón, manos y rodillas 
sin dejar de amar el intento en vano. 
Soy la nada, el nadie, ningún lugar. 
Ahora dime, ¿De cuántos miedos más me tengo que despojar para que me re-conozcas? 
He creado de tu ombligo trinchera para morir en silencio, 
ya no lato a toda voz ni quiero salir corriendo, 
nadie me explicó lo que era el miedo. 
Tienes el tiempo entre los dedos, 
dispara cuando quieras
a mí ya no me queda nada más que sacarme y así, 
desnuda de principios, 
te regalo todos mis finales. 
Siempre se te ha dado bien poner el punto 
y acabar cada página
aunque fuera en blanco.

miércoles, 8 de abril de 2015

Un niño y su llanto vivo, sugestiones

No voy a leerme llorando porque me he vaciado escribiendo
y pensando en el miedo que cabe en un sueño cuando te mira por dentro
y te dice que sigue, que casi.
Que has venido por esa parte en la que nadie creía y por ti que tampoco creíste que nunca. 
Hace demasiados kilómetros que no oigo romperse una ola y eso es la distancia,
las ganas de ver llover y esta ausencia.
Tuvimos fe, después la vendimos a precio de coste,
tuvimos sed, nos bebimos los gastos y de las heridas elegimos no decir media palabra. 
Sonreíamos como si todo fuera bien, porque a lo mejor iba.
Una noche en mi casa soñé los imposibles que ahora me abrazan por la espalda
y soñé que estabas justo enfrente con tu varita mágica cumpliendo versos
y que sonreías como no has dejado de hacerlo desde la primera noche que llegué aquí
y supe que no me confundí sabiéndote cerca.
Después me despertaba con ojeras,
porque me gustaban las ojeras,
porque no podía quitarme esas ojeras
y caminaba rutinas con desgana y el tiempo al cuello
y olía a playa pero nunca me daba cuenta.
Cuánto han cambiado las cosas, y o sigue pareciendo poco.
Es solo un primer paso, viniste dando miles pero este cuesta cientos. –Pienso-.
Después me duermo e imagino desgracias,
catástrofes naturales, muertes, hogares, deseos perdidos,
la falta de inocencia, un niño y su llanto.
Sueño un niño un llanto.
Soy un niño y su llanto cuando no lo agarran de la mano
y tiene hambre
y tiene sueños
y no se entiende
y tiene tanto que perderos
que soy un niño y su llanto.
Que no me entiendo.
Me despierto y corro y me abrazo y me masturbo y me echo de menos 
y distancia y casa y ausencia y playa y asfalto en las rodillas sangrando 
y sueños, cicatrices, cenizas, de nuevo sueños.
Te tengo delante y quiero decirte que vine a verte, mago de palabras,
porque llevabas en los ojos las ganas de ser el padre de mis líneas, o eso creo.
Vivo sugestiones,
no se si lloro
o me lluevo
como antes.





martes, 7 de abril de 2015

Estamos solos y desnudos vamos

Ojalá aparezca alguien
una mañana cualquiera y venga
para explicarnos que es el querer.

Que nos haga ver que
acariciar un desnudo integral
es habitar los sueños de otro
y que hay algo más
detrás de un orgasmo
o de una mera puesta de sol
en plena madrugada.

Ojalá venga ese alguien que con solo un gesto
nos invite a acordarnos del nombre
que nunca borramos de nuestra lista de contactos
por miedo al tiempo y por si, ya sabes,
el pasado vuelve.

Que nos abrace fuerte,
nos bese en la frente y nos diga
que no, que las cosas ya no van a ir bien.
Que han llegado los siglos del hambre
y llorar se ha vuelto obligación.
Que no nos queda nadie a quien pedirle
el simple favor de una mirada.
Que estamos solos.

Ojalá llegue ese alguien y nos robe el desayuno,
el número de cuenta y todo
lo que nunca nos hizo tanta falta.
Porque esa mañana
desnudos de prescindibles sabremos
que echar de menos es culpa nuestra,
que las distancias caben en el bolsillo
de la única chaqueta que tendremos
y con las suelas rotas también podemos
salir a la calle,
esquivar carteras sin doble fondo
y correr hacia la inicial en formato código postal
del primer nombre que se nos pasó por la cabeza
en el momento en que nos explicó
el significado de querer-
se, un poquito más, si cabe.
Dijo, "un poquito más, sí, cabe".
Y quisimos
entenderlo.