lunes, 31 de marzo de 2014

De un papel medio quemado.

Saludarte y no besarte, mirarte y no sonreírte, presentarme sin decir mi nombre, ir a tu casa y no acabar en tu cama o cantarte un tema sin acordes de fondo...
Teníamos los motivos y las maneras de dos que decidieron no romper fronteras, hasta que empecé a acariciarte el cuello. Cambiamos las rutinas, las llegadas por venidas y mis marchas por tus ritmos. No tocábamos en piel por miedo a arañarnos las heridas de un pasado, no cerrábamos los ojos al besar por no enamorarnos, no nos girábamos para hablarnos, nos  mirábamos de reojo y jamás nos susurramos nada por no acabar mintiendo. Apagamos la luz al perdernos en tu cama para no encontrar allí los caminos de los que tanto nos habían hablado esas noches a solas. No nos dimos los buenos días para no tener que volver a hacerlo. Terminamos, así, sin llamadas, sin mensajes, sin besos, sin ti. Decidimos no pensarnos por no echarnos de menos y creamos casi sin quererlo el primero de tantos...secretos. A pesar de parar la película antes de que sonara esa canción, tenemos banda sonora. Aunque ni nos rozáramos la mañana siguiente mis despertares me saben a echarte en falta y, sin romper esa absurda rutina del hielo en tu garganta a mi se me hizo primavera en el tercer lunar de tu espalda. A pesar de todo, y del frío de este puto invierno, echo de menos el verano en tu cama.

"Rompieron a llorar los aeropuertos..."

AMOR


          Sentimiento intenso del ser humano, que partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
          Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear. 
          Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.

          Tendencia a la unión sexual. 
          Blandura, suavidad.
          Esmero con el que se trabaja una obra deleitándose en ella.
          Voluntad, consentimiento.
          
          Al/del- agua. De modo que se vaya veloz, con la corriente, navegando o nadando. 
                              Contemporizando, dejando correr las aguas con las cosas que debieran reprobarse.


Pretendíais, aspirabais a describir el amor, menuda gilipollez. "Si eres muy pequeño no puedes estar enamorado, con diecisiete años todo es vicio y a partir de cuarenta rutina" Busca un hueco entre excusa y adjetivo para enamorarte y vendrás a decirte "Y tú, que sabes del amor?", entonces deberíamos contestar "Y tú?". Por eso, yo, lejos de sentirme una mera definición de diccionario pretendo buscarla refiriéndome a él. Amor, amor es aquello que pudimos dejar a dos mil kilómetros del mar en una guantera, son versos de Becquer, poemas de Neruda o la capacidad que tienen los aeropuertos de romper a llorar si yo me quedo y tú...y tú te vas. Amor es que te apunten con el dedo y te llamen ilusa. Ilusa por etiquetar sus labios al igual que una absurda pieza de fruta, por contar miradas con un reloj, por ser solo si él, si tú, me tocas.

             En una noche:
Yo, ilusa por creer en los amores a primera vista y tú llegando para ser, por lo contrario, mi desamor a primera vista, mi desamor erróneo. De esos que terminan porno funcionar, por no desenamorar y por gritarle a todas las esquinas de tu cuerpo que has abatido mis sentidos y los has hecho desaparecer. 
Empezaba a volverme, tal vez, un poquito cuerda y eras esa mirada en la que me juré no caer, nunca. Derribaste todo lo que se cruzaba a tu paso, gritabas al viento tus derechos y volviste locos mis izquierdos tras mis puntos cardinales. "No lo mires, no sonrías, te has jurado no volver a caer, nunca, recuerdas?" y así cada vez que te situabas perpendicular a mí. 
Una noche basta para cambiar el mundo, corroboro después de destrozarme con tus besos. Solo una noche, solo una mirada, solo un baile por ti no visto y solo una sonrisa imperfectamente genial. Solo las ganas de volverme loca bajo tus pies. Solo suma un "salimos?", un "nos vemos", un buen beso, un "te espero en la puerta del bar para hablar de las ganas que te tengo" presupongo. 
Y salí, sola, y caí, y caería quinientas veces, mil si en tu cuerpo refiere, si vamos a acabar solos en tu portal, si de calentarme las manos bajo tu ropa hablamos, si de tenernos a menos de medio suspiro y mordernos las ganas se trata.
"Prometo que soy serio, prometo que es una noche, prometo que te olvido, que tenemos diferentes destinos, que nos lo vamos a pasar bien y después pasamos". Y como no, más promesas erróneas, de esas que ni se cumplen ni se quieren seguir. 
Sonreíste, me reí de ti, se nos hizo de día y ahora, cada mañana, amanecemos. Nos tocó correr y elegimos un mismo camino y pasamos, de largo, paralelos, a menos de medio suspiro.
Y prometo..."PROMETO" no decirte te quiero, no echarte de menos, no pensarte de más, no buscarte ni querer encontrarte en la puerta de cualquier bar para beberte las ganas, no jurarte estrellas ni escapar contigo de toda esta mierda. Prometo que nuca serás, mi amor a primera vista.

                                                                                           (Y rompieron a llorar los aeropuertos).

domingo, 30 de marzo de 2014

Vivir es que desees morir a mi lado.

Aprendimos a leernos los roces de miradas,
a mojarnos dos veces bajo la lluvia,
a desnudarnos con una sonrisa y a verlo solo nosotros.
A que un traje y unos tenis pegan todo
lo que pueda pegarse nuestra piel.
Aprendimos a no creer en las casualidades,
sino a hacer que sucedan.
A cruzarnos por las calles y gritarnos sin sabernos los nombres,
a escribirnos en secreto y versarnos en voz alta.
A robarnos el aliento con un "Hola"
y a respirar del otro cuando se acerca,
a matarnos, tal vez, un poquito, cuando te alejas.
A comernos las ganas de besarnos
y a que la espuma del café te recuerde mi moreno,
y el hielo de mi vaso tu mirada.
Aprendimos que para echarnos de menos
no tenemos que conocernos.
Y que a lo mejor, vivir, es que desees morir a mi lado.



Eres un artista.

Solo tú sabes arrancarme las bragas de ese modo (con las maneras de un artista) después de desvanecer por mis caderas y de perder la cabeza entre mis piernas. Solo tú sabes convertir en pecados vicios insanos. Esta noche estás obligado a recorrerme de Norte a Sur, a dejarte de Este a Oeste. Una vez más he encontrado en tu espalda la octava maravilla, mis siete pecados capitales, tu piel, los seis sentidos de estas ganas de tenernos en los cinco continentes, en el quinto botón de tu camisa mal planchada. Hacerte, si puedo, un poco más mío dejando todo por ti entre sábanas, temblando. Esta noche vamos a lanzarnos cohetes a la luna de tus ojos, vamos a destrozarnos el alma a golpe de Blues. Vamos a revolvernos y respirarnos el cuello, tu oreja, mi pelo, la boca. Vamos a vivir más de ese aliento entrecortado y de ventanas empañadas que del aire. Y que te de igual si es invierno a mi lado por acabar sudando. Juro que en el preciso momento en el que te aflojes el cinturón besaré hasta el lunar que nunca supiste que tenías. Y acabaremos dos calles mas allá, dos lunas más cerca de lo normal, tres noches después, seis soles más tarde todos puestos sobre mi espalda, ni tanto ni tan bien como tú. Te va a tocar vestirte, o vestirme tocándome, siempre y cuando encuentres tus calcetines y mi ropa interior. Saldremos de donde quiera que estemos con la sonrisa en los labios de dos desconocidos que nunca acaban de conocerse del todo, que no tienen pensado besarse del todo, gastarse del todo, dormirse del todo, para que les quede algo más. 

Ponte la camisa, o volvemos a empezar.



sábado, 29 de marzo de 2014

Me encuentro a más de medio día de ti.

Teclado, papel y boli. Sentarme de nuevo a los pies de mi cama para repetirme la historia de los labios incorrectos. Utópicas tus maneras enfrentadas en aceras, utópicas mis caderas temblando frente a ti.  Me declaro en crisis de frío por no tenerte bajo mis piernas y solicito una tregua para acercarme a esas botas de cuero negro que en lugar de marcar tus pasos, marcan el peor de mis desastres. Tienes la absurda  capacidad de convertir en ruina todas mis horas puntas. Tengo la inexplicable rutina de convertir en desastre todas mis medias lunas. Las que no aparecen por las noches, las que desvanecen con media sonrisa y un café...me repito reiteradamente...y un café con hielo. Me propongo describirte en medio folio, tomo asiento, fumo y me destruyo, que es todo lo que se hacer cuando te pienso a lo lejos. Desde aquel momento, desde aquel no acordarme de hora y fecha que te cruzaste por primera vez no he logrado acercarme a menos de medio día de ti, ni siquiera en un papel. No he conseguido soñarte, pensarte del todo ni sentarme a tu lado. Y vuelvo a imaginarte en otros brazos para encontrar la manera de olvidarme de tus labios. Vuelvo a tomar aire, vuelvo a intentarlo y vuelvo a salir corriendo sin que me creas aquí. Desde aquel perderme en la estación fantasma de tu cama no he escapado de las cadenas que me dicen que tienes el orgasmo y las maneras más oscuras de esta nada. Desde aquel atisbo de sonrisa compartida entre besos y versos Sabina no he vuelto a saber de ti, no he vuelto a saber de mi. Eres tú el que elijes cuando aparecer, cuando desaparecer, cuando sonreírme...cuanto he de sonreírte. Desde que te he leído soñando no he vuelto a verte del todo despierto, del todo a mi lado, ni al lado de nadie. Desde que nos hemos desnudado todavía no aprendimos nada de nada, ni nada de nadie. Si busco una excusa para ponerte nombre, fecha y sabor, diré que lo guardas en ese rincón en el que escondes el resto de tu vida, sí, en el forro interior de tu chaqueta de cuero. Así como algo pegado a tu pecho, lo suficiente como para mantenerte cerca pero no para volver a verlo. Tengo la sensación de que escribes cada noche un diccionario a parte del resto del mundo que solo tú entiendes, que solo tú sabes y puedes leer. Tal vez por eso nunca te acuestas a tiempo, no como para que parezca que hayas vuelto a dormirte en esa estación fantasma, en tu cama, ni hayas vuelto al lugar en el que me he olvidado las cadenas de tus labios, las caderas y los andamios que he imaginado para  volver a ti. Te propongo a lo lejos una guerra de almohadas, una tercera guerra mundial. Un destruirnos más de lo que nos matan todas esas caladas que dimos por nervios o por ganas de besar. Te propongo un empezar pegados y a ver quién es el valiente que se aleja después. Te propongo una cena de gala, mi mejor vestido, y la cafetería de siempre. Lo siento, me niego a perder las buenas costumbres que nos dieron primeras veces. Te propongo volver a olvidarnos la mañana de una noche larga, si puedes, si quieres. Y si nos queda tiempo, te dejo buscar entre los papeles de tu mesilla el significado de "amor", de "amante", de "noche", de "utopía" y de "seducción".  Que sé que no has logrado ocupar esos espacios, que todavía los conservas en blanco y es lo único que no has manchado de tu nada, de desastres.

Déjame quedarme a vivir en el forro interior de tu chaqueta de cuero. Así como algo pegada a tu pecho, lo suficiente como para mantenerme cerca pero no para volver a verte. Quiero desordenarte el amor, y susurrarte cada noche que una amante cualquiera no entiende de seducción, que te faltan maneras, valor y fuerza. Que te sobra tiempo, corazón.



"Me niego a volver a acordarme de ti".

"Me niego a volver a acordarme de ti". 
Me niego a volver a enfrentarme al espejo si siento que  faltan tus manos en mi pecho. Me niego a volver a acostarme en mi cama pensando que en la tuya se queda una mitad ordenada, que se te queda grande y que no estaré ahí esta vez para desordenarla. Me niego, y espero que lo entiendas, a jugarme la vida por mirarte a la cara. Y volver a mi casa sabiendo que yo, que yo siempre me voy y que tú, que tú siempre te quedas un ratito más, cuando me muero de ganas de decirte que me matarías de ganas si me dices "quédate dos minutos, aunque llegues tarde". Me niego y ojalá fueras tú el que te negaras a sentarte a mi lado, a poner tu mano sobre mis piernas, a descubrirte las ganas de medio café, que siempre me supieron más a un "volveré" que aun "nos vemos". Ojalá fueras tú el que quiere compañía, el que no ha vuelto a verse al espejo por recordarme con mis manos en su pecho. Niégate a volver a acordarte de mi, que si lo haces escribes mi nombre entre líneas sabiendo que será para quemarlo de nuevo. Hasta que volvamos a coincidir a la hora de siempre, en la acera de siempre, en esa en la que estamos retados a la mejor de las guerras, al vernos primero. Y he ganado ya demasiadas batallas. Me niego a negarme a mi misma utopías que sé que voy a romper, no quererte de más, no pensarte de más, no recaer en tu quinto lunar. La culpa la tienes tú por infiltrarme en tu cama, el peor de los pentágonos, propiedad privada sin más vallas de por medio que un cenicero y un pijama que ni siquiera te pusiste. No logro recordar si te dormiste en ropa interior o desnudo a mi lado, si lo hiciste a las tres o a las cuatro o más tarde, solo sé que yo fui después. Después de ser y decirme "te dejo vestirte" me hiciste la cena, parece mentira, después de hacerme el amor es como invitarme a pasar. Pero ni hemos sido del todo, ni hemos ido del todo ni he vuelto de allí. No recuerdo olvidarme nada en tu casa, ni haberme llevado nada de ti. No recuerdo tus manos acercándose a mi, ni el momento justo en el que cambiamos sofá por colchón. No es un olvidarme la hora ni perder el reloj, es más bien una nada forjada en la esquina superior izquierda de mi pupila derecha. Un sin sentido, un sin sentirte. Vuelvo a repetirte en silencio lo que tantas veces te he gritado aun sabiendo que no me oías, "Me niego a volver a acordarme de ti", por lo tanto, por favor, aléjate de mi y no vuelvas a presentarte a esa guerra de siempre, a la de vernos primero. Este viernes a las siete. Ya no...ya no te espero.

Niégate a volver a acordarte de mi.

Toca hacer un trato.


Todavía tiemblo si te supongo en la acera de enfrente, miro a los lados y busco otra boca que me salve de tu abismo, de mis ganas. Has ganado al acostarme sobre tu cama, al hacer cena doble, crear banda sonora y olvidarme tras las luces de tu coche. Has ganado si de una noche se trata, si al enamorarse se pierde.Todavía tiemblo si recuerdo aquellas ganas de crear casualidades, de sufrir causalidades y de no dormir solos. Y fuerzo el reloj para no cruzarme contigo en años y no querer volver a morderte los labios. Para no pensar en tu séptimo lunar o en ese atisbo de felicidad que no, que ya no tienes. He ganado al romperme una luna entre sábanas blancas y acabar soñando. He ganado al perder en tu espalda las formas del beso más largo del mundo. Y aún con victorias sobrantes para echarte de más me cruzo por ti con ganas de hacerte gritar, me guiñas un ojo y sabemos a un tiempo que...Que todavía tiemblas al leer mis pasos y ese libro que duerme a tu lado y te dice "20 poemas de amor y una canción desesperada" y un desnudarme sobre tu cama a toda prisa, y un verme pasear en bragas hasta tu salón. Un cigarro más, amor, que sabemos que vamos a durar menos que los segundos que hemos pasado echándonos de más. Hemos ganado vencernos, hemos perdido la fuerza de no caer con pies de plomo sobre camas ajenas. Hemos elegido vender Sabina y nuestra alma a cambio de una noche y medio día.

Y sabemos que todavía nos salen canciones si nos suponemos en la acera de enfrente, mirando a los lados y buscando un cruce que nos lleve a esa boca, o a ese abismo, que nos ha salvado las ganas en ya más de una ocasión.
                  Haremos un trato, cambio xxxxx por media canción.

A echarla de menos.

No dejes de gritar que tienes ganas de follarte al viento amor, de recordar la playa, de cantarle a cada puesta de sol, a cada polvo en los lavabos, a drogas cortadas, a echarla de menos. No dejes de sonarla vida y media, de soñarla. No dejes de sonreírme con acordes, de tocar más veces las cuerdas de tu guitarra que su piel. No olvides que si estás en donde estás es por ser quien fuiste, por dormir más en algún bar que en tu propia casa, por viajar a cualquier parte buscando una mirada que te escuche, aunque ahora te oigan más de lo que te soñaron nunca. No olvides que te costó más ligar que a nadie soñar... que suenas cada noche en mi cama, que un gemido contigo es una mañana sin ti. Porque la censura empieza por cortarnos las alas y acaba por las ganas de volar, de recordar, de cantarle a una vida, de volver.

Desde que me faltas no he vuelto a dormir...(22.10.13)

Y otra noche más, desde que me faltas no he vuelto a dormir y me repito llorando. 
Y otra noche más echándote de menos desde que decidiste darme otros besos (de esos de los que no suenan, de los que no existen).
Esta noche no. Esta noche no te voy a echar de menos. Esta noche no voy a llorar por ti y esta no, ya no voy a pensar en ti. No te voy a bailar, no tocaré tu cuerpo ni tendré tu calor, me buscaré otro. Otros besos que no me versen entre llantos como solo tu sabias hacerlo, otro cuerpo que me abrace, amor. Otras manos que me den el calor que te faltaba y otra cama en la que soñar entre sábanas. Nunca supiste hacerme canción, ni pensarme bulerías, ni versarme Versalles. No me prometiste la luna, ni pensaste bajármela. No tocaste el piano en mis costillas y no sabías navegar en mi boca. Cariño, te prohíbo acariciarme, nunca más seré tu princesa porque ya no escribes estas páginas, ni ningunas otras en mi cuento. Lo siento, fuiste en pasado, pero fuiste. No quemaré ese libro que te he escrito por no volver a tocarlo, amor, como te tocaba acordes en el pelo cada noche. No juraré que no te echo de menos, y no es fácil si nunca me has dejado echarte de más. No vengas a reprocharme lo que no fuimos porque tiempo, tuviste de sobra, lo que te faltaron fueron ganas. Las ganas de tenerme más en ti y de no pensar en perderme porque moría por estar entre tus sabanas y vivir en tu casa, en la mía o en ninguna, pero contigo. Ojalá esta noche, esta, que no eres nada, ni pasado para no dolerme al recordarte, te des cuenta que fuimos demasiado como para olvidarme en un suspiro, por eso no respiro, por no vivirte, de sobremanera.

Por esa ilusa recelosa con ganas de más y aspiración a soledad.


Se esperan de ti que les bajes la luna y las lleves al cielo sobre la cama, que te quedes para siempre y que siempre afines notas en su espalda. Se creen que por ser hombre culto serás justo, y...eres hombre. Te niegan pero te recuerdan más que a nada, que a nadie, y admítelo, si fueras nadie ni se acordarían de esa tarde-noche en la que les juraste amor eterno entre acordes y acabaste olvidándote de ellas eternamente. Dicho así hasta pareces el malo, es personal, no hay maldad en la persona que dice querer, tal vez solo demasiada inocencia en la crédula que las escucha. Seamos realistas, solo son ilusas con ganas de hacer historia y tú un cobarde con miedo al amor y ansia de historias, diferentes, porque sí. "No se ha bebido de la misma copa toda la vida" (dicen). Les echarás un polvo, malo, y te irás satisfecho de lo echo al interior de otras piernas que quizá ni se parezcan a las anteriores, ellas te recordarán toda la vida y con un poco de suerte, si vueles, seguirán esperándote, aunque juren no volver a caer.

Queridas, vivimos en el mundo real, aquí ni tu eres Wendy, ni él es Peter Pan.

Dime, amor...

Dime, amor, que nos vamos, y dime que me llevarás lejos. No me hagas canción si la luna no acompaña pero quiero ver toda puesta de sol en tus ojos, pedido! Si no te beso, te bebo, pero siempre a ti, y si no quieres hablarme, vérsame, si no quieres tocarme ponme ritmo y seré todo acorde posible en tus manos. Déjame aferrarme tan fuerte a tu espalda que por mucho que se haga noche no sentiré frío, ni lluvia, ni esa saraiba sobre la piel que nos viste de olvido. Y cuando el mundo se vuelva Septiembre tu pelo convertirá en Abril cada tormenta. Que no nos cogerá la tempestad, siempre esa brisa de mar o, en tal caso, viento levante. Te propongo un trato, nos vemos en los bares, no me digas en donde estás, seguiré tu ritmo, no me digas que quieres verme, me lo creo, no me dejes salvarte, de nada; sé que tarde o temprano verás un amor salvando la luz y ahí, ahí estaré yo, librándote de toda abstención de sonrisa posible. Amor, invítame al beso mas largo del mundo, a ese al que tanto le cantas.Y seguro que al final de una noche juntos, de versarnos Sabina, de beberlos toda mirada posible, de tentarnos en la puerta de todo lavabo existente, correré detrás tuya y no será por nada, lo llamo excusa. Iré en busca de ese último beso, y este sí, será nuestro beso sabor Brugal y piña. Y déjame decirte, no, mejor, susurrarte como una noche tú lo hiciste tras sonreírnos que "Somos dos notas comunes" en un jardín de tu barrio, o en una playa, o en una brisa, que mas da, o en la nuca. Un lugar precioso para sonar, para soñar(te)...
Puestos a soñar, soñaré que me quieres,  lo sé, lo sabes. “Vuelve, que es como un no te vayas pero tarde”, dicho. Me quedo en tu mirada como te ganaste mi memoria. Eternamente inmortal, gracias.

De todas aquellas noches que me gritaban ausencia...18.09.13

Ojalá tu ausencia solo significara que no estás, y no que desde que te fuiste yo no he vuelto a encontrarme. Que las noches no son oscuras porque no son noches sin tus caricias, que las mañanas no se llaman mañanas porque no preparo café para dos o si lo preparo se enfría, y solo lo hago para tener un motivo más para levantarme de la cama. Ojalá cuando decidimos perdernos decidiéramos no llevarnos con nosotros esas ganas de besarnos. Ojalá pudiéramos intercambiárnoslas y así querernos un poquito más. Para dejar de herirnos, digo, para dejar de sangrar a cada segundo. Ojalá no dolieses tanto, amor. 
Y por pedir, ojalá volvieras, y por creer ojalá me quieras, y por sentir ojalá comprendas que siento no tenerte  como si me arañasen el alma todas las noches. Los atardeceres dejaron de serlo porque ya nunca se me hace tarde esperándote si al final apareces. Y ojalá ese sea todo nuestro problema, que estamos esperándonos un rato...pero que apareceremos, y será hasta el final. 
Amor, ojalá me quieras como yo te siento, vuelve.


Me sobran ganas de contarte, me falta espacio...

Empiezo a pensar que debo deshacerme de todo lo que te escribo, que estas páginas ya me pesan más que los besos que nunca nos hemos dado, que todo eso que nunca hemos gritado por miedo, o por abstención de fuerza. Por eso y por mucho más empezaré a escribirte aquí, vida, y que nos lea quien quiera, o tú, quién sabe. 
Me quedan tantas noches escribiéndote a los pies de la cama como las que a ti te faltan para volver a esta, pero, mientras tanto, serás tinta.

¿Empezamos...?